El estudio “Tendencias en el sentir y el comportamiento de los chilenos 2023” es un esfuerzo de La Vulca por proyectar los cambios que estamos viviendo como sociedad, entender cómo estos cambios pueden afectar a la industria del Marketing y compartir con la sociedad información de valor.
De esta investigación, se recogen cambios de base, que condicionan o influencian nuestro presente y futuro próximo. Por una parte, nuestra percepción de verdad se ha ido atomizando con más fuerza en los últimos cinco o seis años. Cada vez hay más versiones de la verdad de acuerdo con las condiciones y experiencias de personas o grupos. Vale decir que en los últimos años hemos vivido numerosos hitos que ha contribuido a esta segregación: descenso de la tasa de natalidad, aumento de la inmigración, IFES y retiros de las AFP, crisis en diversas regiones, incendios, cuarentenas, estado de excepción, altas tasas de desempleo en pandemia, elecciones, crisis climática y un montón de hechos significativos que van aportando a construir cada versión de verdad.
Frente a estos hitos, se van acrecentando las brechas y apareciendo nuevas diferencias, fomentando, por una parte, un proceso de descohesión social y, por otro lado, una crisis identitaria para nuestra sociedad.
Al respecto, los elementos basales, los cambios que ya son parte de nuestro cotidiano y que tenemos que asumir dentro de nuestras empresas e instituciones para los próximos años o años son los siguientes:
La desconfianza como punto de partida: Desconfiar hoy es la base. Algo que, si bien es transversal en nuestra sociedad, se manifiesta más fuertemente en los segmentos que, probablemente, son los más afectados hoy día por la crisis de confianza: hablamos de los jóvenes, mujeres y segmentos socioeconómicos más bajos.
Crear confianza hoy está supeditado a pruebas: Sobre una base de desconfianza, necesitamos reducir el riesgo de confiar. Podemos observar que el proceso de pandemia e inmunización, provocó una revalorización de las pruebas científicas en nuestro país. Buscamos confiar, pero con bases para sustentar esa confianza y reducir cualquier riesgo de pérdida, especialmente económica, entendiendo las restricciones presupuestarias en el contexto inflacionario.
Si esto bien es transversal, se da mucho más fuerte en segmentos que son colaterales a los segmentos que más desconfían. En este caso, son personas un poco mayores que los GEN Z y de segmentos socioeconómicos medios y medios-altos.
Las minorías son parte de las mayorías: Muchos conjuntos de personas llamados “minorías” hoy tienen representación y visibilidad. Muchas veces se señala que, por su relevancia, por su tamaño, algunas están sobrerrepresentados en cuanto a la voz que se percibe que tienen en el mundo social (y que no necesariamente se traduce en la realización de sus reivindicaciones); es importante considerar que estos segmentos fueron, por mucho tiempo, invisibilizados y que es algo que no puede seguir sucediendo.
Hoy, independiente de su origen, una opinión representa un volumen que probablemente no tenía antes, porque existe capacidad de amplificación de los mensajes a través de las distintas redes y medios. Esto se da más fuertemente en las personas entre 35 y 55 años, en las mujeres, las clases medias y en la clase media baja.
La incertidumbre es parte del paisaje: En tiempos convulsionados, la incertidumbre es inevitable; pero el cambio interesante no es que la incertidumbre sea asumida como algo siempre presente, sino que se transforma en una variable clave para la toma de decisiones de las personas. Existe la necesidad de reducir la incertidumbre, de sentirnos seguros con cosas que van a pasar en el futuro. Hoy buscamos cómo recoger algo que nos ayude a reducir nuestra incierta incertidumbre, desde las diversas industrias, instituciones y relaciones.